Es a partir de ese momento cuando el uniforme se corresponde con el diseño original. Los costados eran totalmente azules y se incorporaron los números, con un diseño específico, además de en el dorsal, en la mangas y el pantalón, por citar solo las novedades más reseñables. En el llamado «pleno barroco» (segunda mitad del siglo XVII), de estilo decorativo y recargado, con predilección por los efectos ópticos (trompe-l’oeil) y las escenografías lujosas y exuberantes, numerosos artistas trabajaron en la decoración del Palacio de Versalles, estilo que se expandió por el resto de Francia.