También se inspiró en la cultura motera y en el punk, así como en el arte barroco, y denotó una preferencia especial por el color dorado. En indumentaria masculina, se prescindía de prendas y detalles superfluos, como chalecos, tirantes, solapas y bajos vueltos en los pantalones. En la cabeza llevaban una cofia, en forma de diadema o en alas. España perdió en esta centuria la influencia que ejerció durante los reinados de Carlos I y Felipe II el siglo anterior, si bien a nivel interno continuó con la misma tipología de prendas, ajena a la nueva influencia francesa que se hacía sentir en el continente.