La indumentaria otomana indicaba el rango social: por lo general eran prendas largas, de hechuras sencillas, que destacaban por sus telas lujosas, dispuestas generalmente en varias capas para remarcar su vistosidad. También portaban numerosos abalorios de materiales preciosos, como oro, plata, bronce, piedras preciosas, marfil, carey, conchas, vidrio y otros, que se usaban para hacer collares, pendientes, diademas, brazaletes, pulseras, anillos y otros accesorios.