Se jugó la Copa Intercontinental 1974 habiéndose retrasado a marzo de 1975 por cuestiones relacionadas al calendario europeo. Estuvo recorriendo Argentina con algunos espectáculos de circo hasta que llegó a Independiente, en donde de a poco comenzó a quedarse en las concentraciones y las prácticas en donde divertía a los jugadores, que le tomaron un gran cariño y lo tomaron de mascota, lo empezaron a llevar a todos lados, sobre todo en una de las mejores épocas del equipo de Avellaneda, donde había muchos partidos por Copa Libertadores, y Boneco comenzó a entrar a todas las canchas, con dos banderines en la boca, posaba con los jugadores y después daba vueltas en las canchas.