Desde la presidencia se limpió la plantilla de cualquier rastro del neerlandés, empezando por su hijo y continuando con el resto de la Quinta del Mini. El título del documental hace referencia a una expresión constantemente repetida por Cruyff en ruedas de prensa. Pero Cruyff no fue un entrenador cualquiera en Barcelona, y es que dejó una gran huella, hasta el punto de que con su marcha el barcelonismo quedó dividido en cruyffistas y nuñistas.