Tras lograr este algunos triunfos pudo con éxito salvar la categoría y evadir la promoción de descenso en la última jornada con una undécima posición. En el curso 1958-59 quedaron cuartos en una categoría modificada de nuevo, ahora con dieciséis conjuntos y la inclusión de una promoción de ascenso para el segundo clasificado. Por otro lado, en la Copa del Generalísimo llegó hasta los cuartos de final, donde perdió por 3-1 contra el Atlético de Madrid, después de superar al Real Zaragoza y al Elche en las rondas anteriores. A pesar de todo, en la Copa del Generalísimo repitió cuartos de final, fase en la que cayó en un partido de desempate contra el Sevilla. Copa llegó hasta dieciseisavos. A pesar de todo, se clasificó a la Copa del Generalísimo, en la que después de superar al Real Unión Club en un partido de desempate por 5-1, cayó contra el Betis en dieciseisavos de final.
En otro orden de cosas, obtuvo el Trofeo Amberes en reconocimiento a su labor con la cantera y en la Copa del Generalísimo llegó hasta los dieciseisavos luego de caer ante Las Palmas. En 1953 la Unión abandonó la competición, entre otras cosas, porque el Tenerife dejó de apoyarla y empezó a buscar el ascenso por su parte. No obstante, la Federación Española dictaminó que era necesario un campo de hierba para poder disputar las competiciones nacionales, por lo que varios equipos como el Real Hespérides y el Real Unión se dieron de baja. La Unión Deportiva Las Palmas accedió a Segunda División en 1950 a través de la unión de algunos equipos de su isla. El resultado fue la aparición en las publicaciones de una Nueva Sociedad de Foot-ball, lars 7 -para distinguirse de la primera-. «El secreto de la nueva solidez defensiva». En la temporada 1952-53, el campeón tinerfeño habría de disputar una eliminatoria a doble partido frente al decimosegundo clasificado del grupo II de Segunda División, lo que era una nueva oportunidad de los clubes para representar a la provincia en categoría nacional.
El técnico José Iglesias regresó para la temporada 1981-82, en la que se dieron huelgas y confrontaciones entre miembros de la plantilla, ya que algunos no siguieron las protestas de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). En la temporada 1955-56, Muñiz volvió a ocupar el banquillo blanquiazul, y a pesar de varios fichajes -Manuel Quevedo «Pantaleón», Pedro Marroig y Juan Ibáñez, entre otros-, tuvo que recurrir al uso de algunos canteranos como Juan Padrón Morales. Ante la consiguiente exclusión de conjuntos, la federación insular organizó un certamen para dilucidar el ascenso en lugar del tradicional campeonato, conocido como Torneo de Promoción, que lo disputaron finalmente tres clubes. A pesar de ello, consiguió tres victorias consecutivas que permitieron abandonar el último puesto de la tabla, antes de dar paso al interino Vicente Gimeno en la jornada catorce, hasta la llegada de Heriberto Herrera un mes después, que dejó al club el décimo clasificado. Satur Grech tomó el puesto de entrenador, en el que duró veintiún jornadas al ser cesado y sustituido por el interino Santiago Villar. Plasencia les dijo a Villar y a Padrón que desobedecieran a Broćić, lo que obligó al entrenador a marcharse y al presidente a dimitir.
Antes tuvieron lugar dos acontecimientos que fueron muy recordados por el madridismo: el 13 de junio, en la vuelta de las semifinales de la Copa del Generalísimo de 1943, el club le endosó al F. C. Barcelona la que fue una de las peores derrotas de su historia tras vencerle por once goles a uno remontando así el partido de ida con una destacada actuación de Barinaga y Pruden, autores de cuatro y tres tantos respectivamente; el otro suceso, ocurrido el 15 de septiembre, correspondió al nombramiento por unanimidad del exfutbolista y exentrenador Santiago Bernabéu como presidente blanco. En la Copa del Generalísimo superó al Atlético Baleares y al Osasuna, pero cayó ante el Valencia en octavos por un global de 2-3, que se llevó a Ñito días después de la vuelta. Enrique Vicedo, Antonio Domínguez y Eustaquio Zubillaga, así como las de los locales José Juan y Ñito. Para la campaña 1963-64, contrató a Paco Campos como entrenador, que se trajo consigo al defensa Alberto Molina y al guardameta Sebastián Grisaleña de Las Palmas, si bien hubo salidas como la de Ñito y Beitia.
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