La presencia de Voro fue interpretada casi como un talismán al lograr el equipo dos victorias consecutivas ante Alavés (2-1) y Leganés (1-2), a pesar de que seguían errores defensivos y problemas en la creación de juego. Los resultados siguieron siendo derrotas las dos siguientes jornadas ante Betis (2-3) y Athletic (2-1), y el juego y las sensaciones también fueron a peor.